El asesinato del docente Carlos Fuentealba en la Provincia de Neuquén por parte de la policía de ese lugar, nos llena de horror, estupor y de rechazo a las políticas de represión que son aplicadas ferozmente por los poderes políticos que quieren detener y acallar a toda costa las protestas gremiales.
Esta muerte absurda significa y señala a quienes no solo se niegan a dialogar, sino que se obstinan en privar a los trabajadores de mejora salariales y sociales, para beneficiar a las megacorporaciones de los sectores del poder financiero, a quienes realmente responden.
No queda duda que si por ellos fuera, matarían sin cargos de conciencia a todo luchador social, como lo hicieron con Fuentealba a quien una granada antidisturbios disparada por un efectivo policial a dos metros de la cabeza del profesor, le aplasto la masa encefálica.
Lo que ocurrió no fue obra de la casualidad, ni un accidente: este asesinato estuvo pergeñado desde las esferas del poder político- financiero con el propósito de generar miedo y desmovilización social.
De esta manera buscan frenar todo cambio que pueda producirse en la Argentina y mantener intacto su poderío sobre la base de ajustes económicos, pobreza, y desguace de los sectores de la salud, la educación y la justicia.
Es por eso que debemos tener en claro de que se trata: se busca con esta terrible muerte que todos nos quedemos perplejos, atemorizados y con los brazos caídos. Sabemos entonces que debemos hacer todo lo contrario: debemos adherir a las luchas, aglutinarnos y marchar juntos, generar movimientos que vayan en contra de los asesinos, debemos estar alertas, debatir y discutir.
Solo de esta manera evitaremos que aquellos que matan sigan avanzando sobre nosotros.
Daniel Sosa
Concejal de la Ciudad de San Luis.
República Argentina.
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