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4.2.08

Resumen de noticias No. 201 - BsAsNyP



Peronismo y democaracia


por Pascual Albanese (Parte 1)
Sin democracia en el peronismo no hay democracia en la Argentina
El periodismo político y los politólogos suelen circunscribir exclusivamente como “la oposición” al actual gobierno a dos clubs políticos, cada vez más próximos entre sí: el “republicanismo” de matriz “progresista”, orientado por Elisa Carrió, y el “republicanismo” de cuño liberal, que en el pasado reciente pretendió liderar Ricardo López Murphy y busca ahora rodear, hasta la asfixia, a Mauricio Macri, tratando de embretarlo en la tarea de sustituir con el énfasis en la “gestión” las notorias indefiniciones y/o carencias de concepción doctrinaria, de pensamiento estratégico y de visión política.Esos dos clubs políticos, definidos así no con una intención peyorativa sino en su exacto sentido histórico, o sea en su condición de formaciones históricamente similares a aquellas asociaciones ciudadanas aparecidas en la Francia de fines del siglo XVIII, antes de la irrupción de los partidos políticos tal cual se conocen en la actualidad, parecerían coincidir hoy en reflotar, aunque con un sentido valorativo enteramente opuesto, esa famosa definición de John William Cooke cuando calificaba al peronismo como “el hecho maldito del país burgués”. En términos históricos, esa convergencia “republicana”, potenciada después de las elecciones presidenciales de octubre del 2007, no es para nada novedosa. Su primera expresión fue la Unión Democrática de 1945, cuya derrota en las urnas marcó el advenimiento del peronismo como la principal fuerza política argentina durante una década, interrumpida por un golpe de estado cívico-militar en el que esos “repúblicos” del 45 desempeñaron un rol preponderante. Sí, como decía Hegel, la historia se repite primero como farsa y después como tragedia, la última encarnación de esa confluencia de raíz antiperonista fue la Alianza, esa efímera asociación entre el “republicanismo progresista” del FREPASO y el clásico “republicanismo radical”, encarnado en esa oportunidad por Fernando de la Rúa. Para todas estas fracasadas experiencias históricas que van desde la Unión Democrática de 1945 hasta la Alianza de 1997, vale la inolvidable frase de Jorge Luis Borges “no nos une el amor, sino el espanto”, entendido en este caso el espanto como la metáfora literaria del “hecho maldito” de Cooke.Pero, en materia de frustraciones colectivas, aquel pasado y este presente se empeñan en mezclarse. Porque estas “almas bellas” de la “anti-política”, todavía ilusionadas con el tañir de las cacerolas de diciembre del 2001, son precisamente las “viudas” de aquella Alianza, de ese formidable espejismo de las clases medias urbanas que se disipó como por arte de magia cuando las pantallas de los televisores mostraron, en vivo y en directo, la imagen del helicóptero presidencial huyendo de la Casa de Gobierno, en medio de un colapso económico y político y de una gigantesca explosión de violencia social, patentizada entonces en los saqueos a los supermercados, sólo comparable en sus dimensiones a la que en julio de 1989 precedió a la asunción de Carlos Menem, luego de la renuncia, también anticipada, de Raúl Alfonsín, artífice del penúltimo espejismo masoquista de esa clase media tan enamoradiza como sempiternamente traicionada.El trágico derrumbe de De la Rúa, quien en su vertiginosa caída arrastró consigo al radicalismo, proyectó al peronismo, esta vez no tanto por sus propias virtudes sino por las carencias ajenas, a la condición de no ya la principal sino la única fuerza política de relevancia nacional, si como tal se entiende no a un grupo más o menos numeroso de ciudadanos honestos, capaces y bien intencionados sino a una opción de poder capaz de garantizar la gobernabilidad de la Argentina.
El punto de inflexión Hace ya cuarenta años, cuando todavía ni se soñaba con el fenómeno de la globalización, en su libro ”La Hora de los Pueblos”, Perón decía que “la política puramente nacional es algo casi puramente de provincias. Hoy todo es política internacional, que se juega adentro o afuera de los países”. La cita viene a cuento del hecho de que el saldo del colapso del gobierno de la Alianza no fue solamente de orden doméstico, sino que tuvo insospechadas proyecciones en el escenario sudamericano.Desde diciembre del 2001, la Argentina pasó a integrar, junto a Perú, Ecuador y Bolivia, el arco de países de la región cuyos presidentes constitucionales suelen ser derrocados ya no por golpes militares, como sucedía hasta la década del 80, sino por revueltas callejeras producidas en los grandes centros urbanos como ocurrió reiteradamente en Quito o La Paz.Esa misma “andinización” política forzó luego la renuncia de Adolfo Rodríguez Saá y, pocos meses más tarde, el abrupto adelantamiento de las elecciones presidenciales promovido por Eduardo Duhalde ante el temor por las derivaciones de las reacciones de protesta desatadas a raíz de la muerte de dos manifestantes en el Puente Pueyrredón de Avellaneda.No se trata de una simple analogía periodística, sino de un punto de inflexión histórico. América del Sur está dividida actualmente por un hilo político, no ideológico ni tampoco geográfico, que separa básicamente a dos categorías de países. La primera categoría está integrada por Brasil, Chile, Uruguay y Colombia, que tienen un sistema de partidos políticos que, mejor o peor, funciona con cierta regularidad. Todos estos países implementan también estrategias orientadas a su inserción en el escenario mundial. La segunda categoría está compuesta por Venezuela, Bolivia y Ecuador, que carecen de un sistema político estable. En estos casos, la opción estratégica es por una política de aislamiento y confrontación en el plano internacional.Más allá de la retórica discursiva, lo que verdaderamente define al denominado “populismo” como fenómeno político en el escenario latinoamericano del siglo XXI es su condición de sucedáneo de una “democracia fallida”. En ese sentido, el “populismo” como fenómeno político está caracterizado por la existencia de un liderazgo aglutinante sin el respaldo de una genuina organización política ni la existencia de contrapesos institucionales.La principal diferencia que separa a Lula, Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez y Alvaro Uribe de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa es la existencia o la inexistencia de un sistema de fuerzas políticas organizadas y de contrapesos institucionales que funcionen más o menos regularmente en sus respectivos países.Lula, Bachelet, Vázquez y Uribe se apoyan en sistemas institucionales estables y partidos políticos sólidamente constituidos. Chavez, Morales y Correa, que carecen de esas bases de sustentación, y - más aún - son en parte producto del vacío derivado de esa inexistencia, gobiernan anclados casi exclusivamente en el aparato del Estado, favorecidos por una coyuntura internacional extraordinariamente favorable por el fenomenal incremento del precios de los commodities.. Si se deja de lado la relativa atipicidad del caso paraguayo, el mapa político sudamericano presentó en estos últimos años dos mudanzas significativas. La primera de esas mudanzas sucedió en Perú. La victoria electoral del APRA (una fuerza política con hondas raíces históricas y décadas de continuidad, fundada por el legendario Víctor Haya de la Torre) sobre el mayor Ollanta Humala, cuya candidatura era respaldada por Chávez, en las elecciones que encumbraron nuevamente en la presidencia a Alan García, logró aproximar a Perú al arco configurado por Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. Pero la otra gran mudanza política, sin duda mucho más significativa por su notoria gravitación en el escenario regional, fue protagonizada precisamente por la Argentina, que realizó el camino inverso al de Perú. La hecatombe de diciembre de 2001, que puso fin al sistema bipartidista que rigió desde 1983, acercó a la Argentina, en términos institucionales, a la realidad imperante en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Allí reside la raíz estructural en la que luego anidó el fenómeno de Néstor Kirchner.
El peronismo como único actor políticoPara evitar confusiones, vale la pena subrayar aquí que, contra lo que afirma la prédica incesante del antiperonismo de izquierda y de derecha, el peronismo nunca fue un fenómeno “populista”, al menos en el sentido con que actualmente se utiliza esa expresión, sino un gran movimiento popular, el más importante de América Latina.Esa condición de movimiento popular, con una fuerte identidad doctrinaria, fue la principal razón de la continuidad y vigencia histórica del peronismo luego de la desaparición de su líder. Perón siempre marcó el valor central de lo orgánico: “la organización es el primer paso para cumplir cualquier obra”. Uno de sus apotegmas más repetidos fue aquél de que “sólo la organización vence al tiempo”. En su visión doctrinaria, siempre diferenció el concepto de “masa” de la noción de “pueblo” y destacó que la diferencia ente “masa y “pueblo” reside precisamente en la organizaciónPara Perón, el poder es organización y la organización es poder. Desde ese punto de vista, lo más importante de la década 1945-55 no fueron las extraordinarias realizaciones sociales de aquellos años, sino la organización autónoma de los trabajadores, que permitió después del 55 defender esas conquistas e impulsar durante 18 largos años la lucha por el retorno de Perón. Estructuralmente, el “populismo” es pre-peronista. Por ausencia de toda otra alternativa, en diciembre del 2001 el peronismo pasó a ocupar la totalidad del escenario político argentino, entendido no en el sentido del lugar de expresión de las opiniones sino en el del ámbito de toma de las decisiones. El problema es que, al mismo tiempo, “este” peronismo, erigido en única opción de poder en la Argentina, atravesaba y atraviesa una profunda crisis, que se manifiesta en dos dimensiones estrechamente vinculadas entre sí: una seria crisis de identidad, manifestada en la ausencia de una actualización doctrinaria que lo ubique en el mundo del siglo XXI, y también una crisis de representatividad y una notoria parálisis política. Su expresión emblemática fue la intervención judicial del Partido Justicialista, digitada desde la Casa de Gobierno, y el hecho, mundialmente inédito, de que haya sido el interventor judicial la única autoridad partidaria que consagró la candidatura presidencial de Cristina Kirchner. Estos datos constituyen mucho más que simples detalles de la vida interna del peronismo. Revelan el estado generalizado de fragilidad institucional que atraviesa la Argentina. Porque el peronismo no es sólo un partido político más, cuya suerte sólo puede importar a sus adherentes. Es el eje indiscutido del sistema político argentino. Sin democracia en el peronismo, no hay democracia en la Argentina. En rigor de verdad, ese congelamiento político del peronismo, con el consiguiente vacío de conducción, no es obra originaria de Kirchner, sino que fue la causa misma de su encumbramiento. En el 2003, urgido por las circunstancias y para evitar un previsible triunfo de Menem, Duhalde impulsó la anulación de la convocatoria a las elecciones internas para elegir la fórmula presidencial del Partido Justicialista. Desde entonces, el peronismo careció de una expresión política organizada a nivel nacional. En su provisorio reemplazo, sólo quedó el aparato del Estado, convertido en la única maquinaria política en funcionamiento. Fue en virtud de esa engrasada maquinaria burocrática y presupuestaria, centrada en el manejo de “la caja” y en el control territorial de la provincia de Buenos Aires, que Duhalde pudo entronizar en el poder a Néstor Kirchner en el 2003 y que Cristina Kirchner logró imponerse en octubre del 2007.
(continúa la próxima semana)





El Derecho a la Alimentación


por Maria Luisa Mendonça
La principal norma internacional sobre el Derecho a la Alimentación está contenida en el artículo 11 de la Convención Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
De acuerdo con esa norma, el hambre debe ser eliminada y los pueblos deben tener acceso permanente a la alimentación adecuada, cualitativa y cuantitativamente, garantizando la salud física y mental de los individuos y de las comunidades, además de una vida digna.
De acuerdo con la Convención Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, los Estados tienen la obligación de “respetar, proteger y garantizar” el derecho a la alimentación. Respetar ese derecho significa que los Estados no pueden obstruir o dificultar el acceso de la población a la alimentación adecuada, como en el caso de desalojos de trabajadores rurales de sus tierras, en especial de aquellos que dependen de la agricultura como forma de subsistencia. La Convención prohíbe igualmente que los Estados utilicen sustancias tóxicas en la producción de alimentos.
Además, la Convención establece los principios de la no-regresión y de la no discriminación, en relación a la aprobación de leyes que garanticen el acceso a la alimentación. Eso significa que los gobiernos no deben aprobar leyes que dificulten la organización social en pro de ese derecho. Al contrario, los gobiernos deben facilitar la organización de la sociedad para el acceso a la tierra, al trabajo y a la protección del medio ambiente. Los Estados deben garantizar el derecho universal a la alimentación a través de acciones y medidas concretas que protejan grupos sociales vulnerables y propicien los medios necesarios para que ellos puedan alimentarse.
En agosto de 2007, el Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, presentó un informe a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que contiene informaciones sobre los acontecimientos más recientes en este periodo. La primera preocupación del Relator se refiere al aumento creciente de personas hambrientas en el mundo -eran cerca de 800 millones en 1996 y hoy son aproximadamente 854 millones-. El informe alerta además que más de seis millones de infantes, con menos de cinco años, mueren anualmente a consecuencia de enfermedades relacionadas con el hambre.
El Relator caracteriza esa situación como “inaceptable”. Según Ziegler, “el hambre no es inevitable. Es una violación de los derechos humanos. En un mundo que está más rico que nunca, más personas que nunca siguen padeciendo malnutrición, hambre e inanición. El mundo puede producir alimentos suficientes para alimentar el doble de toda la población mundial”.
El segundo punto del informe, que recibe gran destaque, es la preocupación con la creciente utilización de alimentos básicos para la producción de agrocombustibles. “El Relator Especial está gravemente preocupado porque los biocombustibles tendrán como secuela el hambre. La prisa súbita y mal concebida de convertir alimentos -tales como maíz, trigo, azúcar y aceite de palma- combustibles augura un desastre. Existe el grave riesgo de crear una batalla entre los alimentos y los combustibles, que dejará a los pobres y los que padecen de hambre en los países en desarrollo a merced de los precios en rápido aumento de los alimentos, la tierra y el agua”.
El Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarías (IIPA) estima que la producción de agrocombustibles puede causar un aumento del 20% en el precio del maíz y del 26% en el precio de la soja y de la semilla de girasol hasta el 2010. Estudios del IIPA alertan que el número de personas que sufren de desnutrición debe aumentar en 16 millones por cada punto porcentual en el incremento de los precios de alimentos básicos.
La producción de agrocombustibles demanda además una gran cantidad del agua, en un contexto extremadamente preocupante. Según cálculos de la ONU, 1,2 mil millones de personas no tienen acceso al agua potable y 2,4 mil millones no tienen acceso a saneamiento básico. Todos los años, cerca de dos millones de infantes mueren por enfermedades causadas por agua contaminada. En los países más pobres, uno de cada cinco infantes muere antes de los cinco años de edad por enfermedades relacionadas a la contaminación del agua. El Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación, Jean Ziegler, caracteriza esa situación como “genocidio silencioso.”
El agua es un recurso natural insustituible. Caso se mantenga el actual ritmo de destrucción de sus fuentes, la mitad de la población mundial quedará sin acceso al agua potable en un periodo de sólo 25 años. El aumento de los monocultivos para la producción de agroenergía tiende a profundizar la violación del derecho fundamental de acceso al agua para consumo humano.
Cada litro de etanol producido a partir de la caña de azúcar, en circuito cerrado, consume cerca de 12 litros de agua. Esta cantidad no incluye el agua utilizada en el cultivo, que en el caso de los monocultivos irrigados el consumo es mayor. Según el profesor David Pimentel, de la Universidad de Cornell, por cada kilo de maíz producido, se gasta de 500 a 1.500 litros del agua. Y para producir un litro de etanol a base de maíz, el gasto es de 1.200 a 3.600 litros del agua. Por lo tanto, la producción de agroenergía representa un riesgo de mayor escasez de fuentes naturales y acuíferos.
En su más reciente informe a la Asamblea General de la ONU, el Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación recomienda que “se declare una moratoria de cinco años sobre la producción de biocombustibles con los métodos modernos para que haya tiempo suficiente de idear tecnologías y establecer estructuras reguladoras para la protección contra los efectos negativos ambientales, sociales y para los derechos humanos”.





Carnaval Porteño 2008
Fiesta popular en las calles porteñas
Desde el 2 y hasta el 25 de febrero el Ministerio de Cultura invita a participar de la programación del CARNAVAL PORTEÑO 2008. En esta edición habrá 112 murgas que se presentarán en 40 corsos. Las murgas de la ciudad combinan humor, música color, baile y alegría. Su vestuario se distingue por el uso de sus levitas con adornos, guantes y galeras y su ritmo tradicional del bombo con platillo y silbato, además de otros instrumentos de percusión como así también melódicos. Cada barrio está representado por un ritmo y estilo de baile que lo representa.
Un poco de historiaEn 1869 se realizó en Buenos Aires el primer corso con comparsas de negros y de blancos tiznados, que relucían con sus disfraces y su ritmo, mientras su canto y su baile alocado y armónico disparaban piernas y brazos al aire.La murga, es una formación que implica organización, desarrollo artístico, compromiso social y celebración popular, y ha florecido en distintos puntos del país en los últimos años. La pionera es la murga porteña. Las murgas y el carnaval son una expresión artística de los márgenes, el canto al barrio y expresión de un folclore urbano. Cultiva un modo de hacer artesanal y aficionado.En los últimos años el carnaval porteño vive una época de fuertísima revitalización y cambios. La murga fue una de las formas de arte social que más creció en el país al ritmo de las crisis políticas y económicas. Desde ese lugar de contención artística, que tiene sede en cada barrio, es la construcción de un espacio colectivo en el que se generan el aprendizaje de trabajar en conjunto, la transmisión de una herencia, la creación de un lugar de identidad.Declaradas Patrimonio Cultural de la Ciudad de Buenos Aires en 1997, las murgas experimentan uno de sus momentos de mayor esplendor. Al tiempo que rescatan el hacer marcado por una herencia, se inventan a sí mismas como expresión artística propia de estos tiempos.
Fuente sitio oficial Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires






Escasez de Combustible


por Angel Luis Bigatti
Cuando se habla del desabastecimiento de combustibles no se trata de entender el porque de la escasez de un único producto, sino de varios que componen ese término generalizador.
Al tradicional combustible líquido se agregó en la República Argentina el gas natural comprimido (GNC). Son líquidos las naftas y el gasoil, sin dejar de mencionar que las naftas tienen distintas características y aplicaciones en virtud de su grado de octanaje. Cuando disminuye ostensiblemente la demanda de nafta común, como ahora, ese producto se almacena hasta el límite que le impone la cantidad de tanques disponibles a ese efecto. La exportación sirve para descomprimir los depósitos de nafta y genera divisas. En el supuesto de que no exista lugar disponible para guardar el excedente de nafta y se prohíba su exportación, se interfiere en la refinación, ya que son productos que surgen de una torre de refinería en la cual las variaciones porcentuales de producción tiene una elasticidad limitada técnicamente, además de costos conjuntos.
Si por decisión política se redujera la disponibilidad de GNC en surtidores, su escasez obligaría a demandar nafta, se aportaría así una solución al problema de almacenaje del líquido, pero se quebraría la economía de aquellas Estaciones de Servicio que expenden solo GNC. La nafta que se exporta es la de menor demanda interna, la nafta “común”, de menor octanaje. Cuando falta GNC el consumidor se orienta a la nafta súper o la premiun y ellas escasean.
El gasoil siempre faltó en determinadas épocas del año, porque la capacidad de refinación y la de almacenaje (se complementan), están por debajo del máximo que requiere la Demanda estacional, que difiere en el curso de cada año.
Las diferencias de precio son un parámetro a considerar, sin olvidar que la demanda global de combustible es inelástica, la cantidad comprada varía en grado menor a la variación del precio. Entre combustibles, es el menor precio del gas lo que induce a consumirlo allí donde hay surtidores de GNC. En el precio del combustible están incluidos los impuestos cuyo porcentaje es cercano al 50%. Esa magnitud es proporcional a la responsabilidad del gobierno, en función de que su intervención a través de la imposición de gravámenes provoca severas distorsiones en términos macroeconómicos de producción, consumo, exportación e importación.
La imposición de sacrificios extras a la cadena de producción y distribución de combustibles, sin estudiar a fondo consecuencias negativas, constituye una falta de idoneidad para tratar el tema. Si se toman decisiones en la producción sin tener en cuenta otras necesidades, el sistema puede fallar por falta de mantenimiento.
s enorme el cometido asignado al Secretario de Comercio Interior de la Nación, Licenciado Guillermo Moreno, convertido ahora en un hombre demasiado importante, ya que responsabilidad y autoridad van de la mano. No puede asignar el gobierno tanta responsabilidad para resolver el problema del abastecimiento a una sola persona, quien no tiene al combustible como único tema que lo desvele, sino que controla todos los productos de la canasta, sus precios, la producción y hasta el INDEC. Pero no controla ENARSA, cuya función es precisamente la producción de combustibles.






Política y economía


por Angel Luis Bigatti
La política es el arte de administrar el Estado y las relaciones sociales de una Nación.
Cuando una persona hace un análisis de la situación política, obtiene un producto subjetivo y necesariamente incompleto, pero propio de la responsabilidad de un ciudadano. Quien se niega a si mismo la posibilidad de hacerlo y se opone a que otro lo haga, demuestra sumisión del que no quiere saber, o quiere callar el disenso. El gobernante que sabe manejar las herramientas económicas y financieras es capaz de producir medios de pago allí donde hagan falta, sin riesgo de inflación y con la esperanza cierta de crear fuentes de empleo, productos y servicios, mejoras sociales y obras públicas, abonados con los impuestos que la actividad económica productiva y el consumo tributan.
El Estado promueve el crecimiento o se equivoca y lo desequilibra. Las circunstancias internacionales que actúan como marco pueden ser propicias o negativas según el curso de la historia. Hoy la locomotora del progreso internacional es China, quien nos compra soja por millones. Saber invertir los excedentes mejorará la posibilidad de crear más trabajo y riqueza. En el análisis histórico hay ejemplos de éxitos y fracasos, pero no suelen ser uniformes y casi siempre hay límites.
El milagro económico parece posible cuando los fondos son reinvertidos sucesiva y armoniosamente. El célebre economista inglés John Maynard Keynes, fue quien revolucionó el pensamiento económico con su teoría, que si se maneja correctamente el dinero que sale generosa y oportunamente de las arcas del Tesoro y los Bancos, para solventar los proyectos de inversión productiva y empleo, crecerán simultáneamente la producción y el consumo, y el bienestar será la consecuencia.
Cuando las empresas crecen y se multiplican por los ingresos que generan, favorecen al conjunto social. Puede asegurarse que un mercado competitivo crea bienes y servicios de un valor superior a la inversión realizada, paga salarios, intereses, renta y beneficios. La inversión nueva disminuye el desempleo, mejora la productividad, aumenta los beneficios en general y la intervención del Estado garantiza que ello ocurra a través del control o la intervención directa por medio de las empresas del Estado o subsidios y una política fiscal redistributiva.
La riqueza no es necesariamente distribuida en función de la necesidad social, sino en forma equitativa a la contribución de los factores intervinientes, por lo que conforma una matriz de Consumo que incluye altos niveles de ingreso y capacidad de ahorro. Es por ello que surgen parámetros fiscales que morigeran la contribución de los pobres y aumentan la de aquellos que más pueden.
Es bueno que el gobierno nacional no adhiera ciegamente a los teóricos del monetarismo, pero también que respete reglas básicas de la economía con una mentalidad Keynesiana, ya que invierte en obras públicas, genera empleo, producción e impuestos y crea un círculo virtuoso, favorecido por la exportación de granos y el ingreso de divisas, sin descuidar los equilibrios ni las reservas.
Es malo que el sistema político económico soporte altos costos en la obra o los servicios públicos como producto de la corrupción, tan denunciada como ignorada. La sociedad se agravia por el alto costo de una insuficiente o ineficiente administración pública, cara, para cuyo sostenimiento no hay bolsillo de contribuyente que alcance.
Los vicios de corrupción se instalan en nichos casi invisibles, pero crean un agujero negro en las finanzas que puede hacer naufragar el país con la gente adentro. No hay país inmune. La impunidad en los actos del gobierno es un mal ejemplo que cunde y configura un lastre muy pesado, producto de la falta de controles y la ambición desmedida, por lo cual no está mal que se descubran y se aclaren. Lejos de juzgar al gobierno por los hechos de corrupción que salen a la luz, hay que felicitar cuando la Justicia los sanciona a tiempo.
El gobierno nacional en su recambio ilusionó a quienes sueñan con una mejora institucional que privilegie la Justicia y respete la división de los poderes. Pocos dudan que será mejor repetir aciertos y corregir errores, no basta con disimularlos. Sectores esperanzados esperan por el cambio prometido.
La sociedad valora a los idealistas, pero ya no son mirados como héroes por el solo hecho de serlo. Los militares golpistas están viejos, presos o murieron. Los uniformados jóvenes tienen al mando a una mujer referente de los que combatieron. No hay oposición firme ni homogénea, tampoco un partido oficial a quien rendir cuenta o que se resista. Los sindicalistas negocian aumentos y manejan espacios de poder concreto. Las empresas sienten la presión del gobierno pero saben que hay oportunidades. La educación espera mejores tiempos. La ciencia y la política tienen un desafío enorme para superar las crisis de energía, de transportes, de inclusión social.El campo seguirá brindando superávit con impuestos, sin motivos para dejar de trabajar duro, porque no invirtieron en la bolsa, lo hicieron en maquinas y edificios, en capacitar personal y mejorar la productividad para exportar al mundo.
El país no supero aún el endeudamiento externo y los Costos que hay que pagar con producción son una fortuna, por lo que no hay que aminorar la marcha, evitar que se detenga el aparato de la producción y no deje de girar la rueda del consumo. El turismo está a pleno, el crack económico financiero mundial parece lejano, y aunque sucede que caen las bolsas en el mundo, no será ahora ni aquí un gran suceso y puede que no suceda, que siga la rueda dando vueltas en forma de una mayor producción y demanda. La suerte parece estar de nuestro lado. Solo se ven algunos nubarrones ideológicos extremistas, que es mejor reconocerlos a tiempo para evitarlos.





María de Buenos Aires en el Colón
Horacio Ferrer y Laura Escalada de Piazzolla visitaron el Teatro Colón y conversaron con el Director de la Ópera de Cámara, Carlos Palacios, sobre la representación por primera vez en un teatro lírico de Argentina de la operita “María de Buenos Aires”.
Esta obra compuesta por Astor Piazzolla y Horacio Ferrer se presentó en 100 ciudades de 30 países diferentes, pero nunca se realizó en un teatro lírico argentino. El Teatro Colón por primera vez programa una obra de un autor argentino de la magnitud de Piazzolla.
A fin de participar en este título programado para la Temporada 2008 de la Ópera de Cámara, y la Dirección de la Danza del Teatro Colón, con dirección de Guido De Benedetti, el Teatro Colón convoca a parejas de Tango y bailarines con técnica contemporánea sin límite de edad. La prueba consistirá en baile y actitud teatral. La inscripción al concurso se realizará hasta el lunes 11 de febrero en Cerrito 618, en el horario de 10.00 a 16.00. Los bailarines deberán presentar un breve currículum, fotos y/o DVD.
Fuente Hostnews Contenidos

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