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6.4.08

Buenos Ayres NyP -- Resumen semanal

  • Crisis del Campo
    Comunicado del Movimiento Empresarios por la Nación ante el paro del Campo
    1. Las recientes disposiciones adoptadas por el Gobierno ha conmovido las entrañas de la Argentina profunda. Miles de chacareros en cientos de cortes han expresado su descontento. Se trata de una lucha justa.
    2. El paro agrario, las asambleas multitudinarias y las distintas manifestaciones en curso son protagonizadas por los pequeños y medianos productores rurales. Muy distinto de lo que pretende instalar la propaganda oficial de un conflicto motorizado y orientado por la odiada oligarquía terrateniente. Por el contrario los sectores más concentrados del campo (Ledesma, IRSA, Deheza, Bunge, Dreyfus, Cargill, Nidera, los pool de siembra y otros) son habituales interlocutores de la actual Administración y, a caballo de su desmesura económica, lucran y/o acceden a convivir con las medidas en curso.
    3. Cristina Kirchner pretende revestir la suba de las retenciones de una pátina progresista. Se trataría de una virtuosa transferencia orientada a “redistribuir riqueza” desde los poderosos hacia el conjunto de nuestra población. Pero ello queda en discurso hueco. Porque el Gobierno se obstina en impuestos no coparticipables con lo cual se avasalla el federalismo y se dejan las regiones a merced de la discrecionalidad central. Tampoco es veraz el derrame social.
    4. Lo único cierto es la voracidad fiscalista sobre nuestras PyMEs (rurales y urbanas). Y el acopio de fondos para fines dudosos. Entre otros el pago puntual de una Deuda externa que no para de crecer.
    5. La Presidente no debiera desconocer el duro esfuerzo de nuestras PyMEs y sus trabajadores en la superación de la última crisis. Su intento de atribuirse la suma de dicho mérito suena a desprecio del sacrificio ajeno.
    6. El Gobierno se ufana de haber alcanzado un superávit fiscal del 4 % en una Argentina con graves necesidades insatisfechas. Y se sienta sobre U$S 50.000 millones de reservas como si estos dos indicadores nos preservaran de las acechanzas económicas internacionales.
    7. Pero tal panacea no existe. Y mucho menos en las estrechas condiciones de la actual política económica. Convertidos una vez más, en granero del mundo, sometidos a una injusta división internacional del trabajo, no tendremos destino como Nación.
    8. El modelo económico del Gobierno ya va evidenciando sus serias limitaciones. Al supeditarse a la globalización delinearon una política orientada a las exportaciones primarias (granos y oleaginosas, minerales e hidrocarburos). Esto, inevitablemente, posterga y castiga al Mercado Interno. a. La sojización a ultranza (que impulsan) destruye las pequeñas producciones de todo tipo y consolida la concentración. Un 3,5 % de las explotaciones produce el 60 % de toda la soja. Los terratenientes, los pooles, los acopiadores, los exportadores y el paquete tecnológico se quedan con la parte del león. b. A más soja menos carne, menos leche, menos economías regionales. c. Como consecuencia inevitable una inflación desatada. La intervención al INDEC constituye una patética pretensión de encauzar el desborde. d. Una inocultable crisis de generación eléctrica en ciernes. Y la reducción a niveles tremendos de nuestras reservas hidrocarbiríferas. e. Por eso de “comprar a quien nos compra” hacen la vista gorda a la continua invasión de productos chinos. Con su deletérea consecuencia sobre nuestro tejido industrial. f. La Argentina crecería a tasas “asiáticas” pero la inversión brilla por ausencia. Los planes de financiamiento anunciados con bombos y platillos por el Banco Nación son caros, limitan la admisibilidad de la mayoría de nuestras PyMEs y facultan la importación aún de aquellas máquinas que se fabrican localmente. Toda una filosofía esa de derivar ahorro argentino en desmedro de producción y trabajo propios.
    9. El Gobierno de Cristina Kirchner continúa las políticas antinacionales de los noventa. Y va entrelazando su futuro al de algunos de los grupos económicos que más daño le han hecho al país. a. Le han prorrogado las concesiones petrogasíferas a REPSOL y Pan American hasta el 2047. b. Han integrado a un amigo del poder al directorio de REPSOL mediante la adquisición del 25 % del patrimonio sin poner un solo peso. c. Han concedido a Techint la provisión de los tubos del gasoducto desde Bolivia aún cuando nadie sabe con que gas se va a alimentar. d. Nos introducen a la modernidad de los trenes balas en una Argentina donde se ha destruido el sistema ferroviario para la inmensa mayoría.
    10. El Movimiento Empresarios por la Nación destaca la combatividad de la Federación Agraria Argentina. Es un ejemplo de dignidad. Desde ya que las organizaciones de cúpula representativos de los grandes grupos económicos (AEA, UIA y otros) respondiendo a sus intereses antinacionales vienen apoyando calurosamente las principales políticas del Gobierno. Ello subraya la responsabilidad de las gremiales empresarias predominantemente PyMEs. Muchas de las cuales han descendido al seguidismo de las medidas oficiales.

  • El innegociable respeto de la ley por el Dr. Alberto Scavarelli
  • Este artículo fue escrito el 16 de junio de 2006 y por aquella fecha se publicó. Aún referido a otra causa, el síndrome y los protagonistas se asemejan, por lo que la preocupación inevitablemente se sostiene.El acatamiento de las resoluciones judiciales una vez firmes no es un tema de opinión, sino de ejecución y cumplimiento. No es cuestión de que nos guste o no nos guste lo que resuelva una sentencia. O que los afectados sean muchos y se agrupen para resistir, o que el desilusionado sea el estado.No importa que las órdenes judiciales se ignoren dentro de la fortaleza de un cuartel, del poder de un órgano del estado o de la inexpugnabilidad de un gremio, ya sea este de trabajadores o de empresarios. Lo que importa es la resistencia. Lo preocupante es la existencia de condiciones que habilitan el desacato. Lo grave es que la justicia deba dejar de actuar bajo presión, venga de donde venga, y que un juez deba excusarse.Porque ayer pudieron ser los militares, hoy un gremio, y mañana podrá ser que la sentencia que avala los derechos de un trabajador no pueda cumplirse porque por ejemplo, una congregación de industriales lo impida y amenace con cerrar sus empresas. Las reglas son simples, y se acatan o no se acatan. Si no se hace, se incurre en severo incumplimiento de la ley, pero lo que es peor se pone en riesgo la existencia misma del sistema democrático de un estado de derecho y la pacífica convivencia. Una sentencia judicial firme solo se cumple. De lo contrario nos ganará la horda y la prepotencia, y volveremos todos al fondo de los tiempos. Esto es lo que ha permitido a las personas en conflicto entre si o con el estado, tener un ámbito de definición y protección de sus derechos, que no sea la violencia privada o la justicia por mano propia, donde el que triunfa no es necesariamente quien tiene la razón.En los últimos tiempos, legisladores, ministros, presidentes, militares, policías, sindicalistas, gremialistas, defensores de causas organizados en ong, s autóctonas o importadas, periodistas, partidos políticos, en fin todo al que le parece, sin siquiera tener toda la información, opina, dice, juzga, califica, ofende y resiste, como si se estuviera comentando un penal cobrado fuera del área en un partido clásico o en el mundial del que quedamos fuera.Ni siquiera esto es del todo así, pues allí solo opinan con derecho, los que vieron el partido en directo o por televisión, porque como dijo el Negro Jefe "los de afuera son de palo".En cambio en materia de justicia, en temas personalísimos, de enorme complejidad, estamos asistiendo desde hace tiempo a la peligrosa costumbre de opinar al barrer y aún agraviar, sin conocer demasiado los detalles que hacen la diferencia de las cosas.Hablan los defensores a la salida del juzgado, los testigos, los denunciantes, los citados y salen todos juntos de noche por TV., junto con los fiscales y los jueces. Cuando eso parece poco se busca la opinión del Presidente de la Suprema Corte de Justicia y si se puede la del mismo Presidente de la Republica, para ver si dice algo y el problema se torna aun mayor.Si llegara a hacer escala técnica Kofi Annan por Carrasco, también se le consultaría.Esto no puede ser así. No se trata de que opinar contra una sentencia sea un delito o que este prohibido. Por el contrario los fallos judiciales son una forma de civilizar al resto de la sociedad y viceversa.No es un tema de libertad de expresión. Es un tema de correcta expresión. Jamás se puede poner en jaque mate al sistema de justicia. Jamás se puede traspasar la línea de lo legalmente correcto y de lo que puede afectar a ese sistema y sus garantías.Las sentencias judiciales se comentan, se discrepa con ellas o se apoyan sin agraviar ni obstaculizar su cumplimiento.Lo dispuesto por la justicia se recurre si es contrario a lo que se cree es un derecho, pero agotado el camino del recurso en todas sus instancias, solo resta cumplirlo. No es un tema de oportunidad ni de estrategia. Es un fallo inexorablemente ejecutable si las condiciones legales están firmes.Las sentencias judiciales, primero las resuelve un Juez que las dicta con la participación plena de las partes, si se apelan, actúa entonces un Tribunal de Apelaciones de tres miembros distintos y superiores al primer juez, que revisa la sentencia apelada, y si corresponde, luego todo es nuevamente revisado por la Suprema Corte de Justicia, compuesta por cinco miembros, con todas las garantías de veteranía, ritualidad y liturgia laica que la ley le impone, al mas alto órgano judicial de la nación.Cuando la Sentencia queda firme, se resuelve la contienda legal, y no queda otra cosa que cumplirla.Si no nos cuidamos, nos quedaremos sin justicia. Hay países donde hay juzgados, jueces y fiscales presionados o interferidos, pero no hay justicia, porque ella se va resintiendo gravemente con estas costumbres resistentes, desacatadas y agraviantes.Si este delicado sistema se desgrana y la confianza se volatiliza, entonces vayamos todos a aprender urgentemente el manejo del facón, el sable o la pistola, porque no habrá otro modo de dirimir los pleitos, que enfrentarse mano a mano, como en las viejas películas del oeste, o como ilustra el siempre vigente Martín Fierro.Aprendamos a respetar la ley y a sus instituciones, a acatar las sentencias judiciales, aun cuando no nos guste el resultado. De lo contrario la sociedad se degradará y como siempre serán los mas débiles los que pierdan y no los que carezcan de razón, que deben ser los únicos que debieran perder siempre en una sociedad civilizada y en un estado de derecho.De los que actúan de mala fe, poco puede esperarse, pero a todos aquellos que actúan por reflejo, sin detenerse a pensar demasiado en las graves consecuencias de sus actos, es tiempo de exhortarles una profunda reflexión, antes de que sea demasiado tarde.
    Representante Nacional - Partido Colorado - Uruguay
  • Carta al diario La Nación con pedido de publicación el 2 de abril de 2008 por Ing. Osvaldo Buscaya
    El Gobierno de la Ciudad de Bs. As. está gobernando actualmente, presuntamente, de facto desde el 1º de octubre de 2001, sin miras de resolver esta gravísima situación institucional
    Estimada Ángeles Castro:
    Desde el año 2005, es periodista acreditada del diario La Nación en la Legislatura porteña y su nota del 1-4-08, "Sobre comunas, cargos y vecinos" merecería considerar que la Descentralización tiene en la ley 1777 la real autonomía de la Ciudad. A partir del año 1996 el ejecutivo porteño debió cumplir con la cláusula 17º transitoria que contemplaba los pasos de la transición a las Comunas, para que el 1º de octubre de 2001 la descentralización fuese una realidad.
    Es decir que el Gobierno de la Ciudad de Bs. As. está gobernando actualmente, presuntamente, de facto desde el 1º de octubre de 2001, sin miras de resolver esta gravísima situación institucional. La convicción del Jefe de Gobierno, según su nota, de que los cuerpos colegiados de siete miembros que conducirán las comunas provocarán un gasto político innecesario en la ciudad, lo deberíamos atribuir a un desconocimiento de la letra y espíritu de la Constitución porteña o a una presunta intencionalidad para evitar que los gobiernos COMUNALES, reduzcan los sectores o áreas “oscuras” de la administración de gobierno, evitándose los usos indebidos de los dineros y bienes del Estado al poder controlar la gestión gubernamental, garantizando las condiciones de trabajo y seguridad.
    Éste cambio, que podríamos calificar de excepción, permitirá la participación activa y directa del ciudadano de la Ciudad de Buenos Aires, amparado en el articulado de la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires sancionada el 1º de octubre de 1996. En otras palabras las COMUNAS le permitirán al ciudadano un directo contacto con los responsables de la administración de la cosa pública. Esta participación se garantiza con el CONSEJO CONSULTIVO HONORARIO que se constituye con organizaciones vecinales y vecinos quienes fiscalizarán los actos de los gobiernos COMUNALES. Los gobiernos COMUNALES tendrán bajo su jurisdicción las denominadas competencias exclusivas y el resto de las competencias serán concurrentes con el Ejecutivo central.
    Es decir que lejos de ser las comunas una especie de Ejecutivo colegiado de espectro restringido, será todo lo contrario porque el ejecutivo porteño quedaría sin competencias exclusivas por lo tanto poseerán las COMUNAS una directa injerencia y control en los intereses de la Ciudad en su totalidad.
    Esto es lo que le garantiza al ciudadano de la Ciudad de Buenos Aires la aplicación de la Ley organizativa 1777 y es lo que quiere evitar a toda costa la Corporación Política en el Poder Público, que descalifica la capacidad del vecino de la Ciudad y encubriría los sucesos acaecidos a comienzo del actual siglo, que generaron por parte de la comunidad una movilización y búsqueda de alternativas, para sustituir el saqueo del desgobierno, lo que debió haber hecho reflexionar a los responsables que siguen especulando y manoseando la madura prudencia de la ciudadanía que no se aparta del orden republicano como esta impresentable dirigencia.
    Vecino integrante de Ciudadanos Grupo Uno

  • La salud barrial puesta a debate popular
    La Asociación de Salud Pública Argentina organiza el Primer encuentro de lucha por la salud local.
    En adhesión al Día Mundial de la Salud OMS-2008: El impacto del cambio climático en la salud, se realizará el Sábado 5 de abril de 2008 de 10.00 a 18.30 hs en Alsina 2072.
    Unos 200 delegados provenientes de diferentes barrios de las provincias argentinas y de la Ciudad Capital, se reúnen este fin de semana en Buenos Aires, para analizar el delicado estado de salud de los barrios argentinos, en términos de indicadores de mortalidad, enfermedades físicas y mentales, así como discapacidades varias.
    Vemos con preocupación el alarmante incremento de brotes epidémicos de enfermedades emergentes, producto del cambio climático en la región, como el dengue, la fiebre amarilla, entre otras.
    El cambio climático está afectando a las poblaciones más pobres de nuestro país, justamente las menos preparadas para prevenirlas. En la mayoría de las localidades del conurbano bonaerense, mas del 70% de las viviendas se encuentran infectadas por huevos, larvas o pupas del mosquito Aedes Aegypti, transmisor del dengue y la fiebre amarilla.
    Es una situación de altísimo riesgo para que se de un brote explosivo de la enfermedad. Sin embargo, los vecinos y vecinas piensan que el riesgo disminuye teniendo más médicos y salitas en sus barrios, mientras no tienen acceso a agua potable de red, no hay cloacas, los basurales forman montañas, y se encuentran rodeados de agua estancadas.
    El Encuentro, se realizara este Sábado 5 de Abril en la calle Alsina 2072 de Capital Federal (Sindicato de estaciones de servicio, garajes y playas de estacionamiento) desde las 10 horas hasta las 18 hs, se discutirá el diagnóstico y las soluciones posibles a través de seis comisiones de trabajo:
    -- Atención Médica-- Medio Ambiente-- Acción Social-- Plan de Salud Barrial-- Barrios Fuertes-Salud Fuerte-- Medio Ambiente Ocupacional
    Las vecinas y vecinos de todos los barrios afectados por ausencia de políticas de salud pública local serán bienvenidos y bienvenidas.Información e inscripción: saludargentina@gmail.com, Más información: Secretaria General: (011) 153 216 6375
    ASPA, Asociación Argentina de Salud Pública, es una entidad asociativa sin fines de lucro, integrada por profesionales de la salud pública, dirigentes sociales y culturales, de representatividad nacional y local, que tiene como objetivo cambiar el estado de enfermedad endémica y explotación histórica en el que vive el pueblo argentino, a través de la erradicación de los verdaderos determinantes de la enfermedad: inaccesibilidad irrestricta a agua potable en red y segura, no disponibilidad de cloacas, medio ambiente deteriorado y polucionado, falta de trabajo y educación, entre otras, de las serias problemáticas que hoy afectan a nuestra sociedad.
    ASPA ha organizado su estructura en forma de un Secretariado, a cargo de socios que son elegidos democráticamente por la Asamblea Ordinaria, y que ejecuta el programa anual, en el marco de los parámetros de intervenciones estructurales acordados. Así cualquier ciudadano residente en Argentina, puede llegar a ser socio pleno de ASPA, si cumple con los requisitos establecidos por el Estatuto de la organización. Al margen de la situación profesional de sus socios, ASPA no distingue entre profesionales y dirigentes sociales.
    ASPA desarrolla cada año un sinnúmero de actividades locales, nacionales e internacionales, destinadas a transferir y gerenciar conocimientos a la sociedad, así como actuar públicamente con acciones orientadas a defender la salud pública argentina, o representar comunidades o personas, en cuestiones vinculadas a su salud.
    Encuentro "La Salud barrial puesta a debate popular"
    Este encuentro tiene como objetivos, el analizar la verdadera situación de salud en la que se encuentran los barrios, y constituir la Comisión de Salud Barrial de ASPA, y desde allí, en un marco representativo, diseñar y poner en funcionamiento los planes de salud barrial, y gestionar sus aplicaciones y desarrollo.
    Componentes
    El Encuentro trabajará sobre la producción de trabajo en seis Comisiones que trabajarán con participantes inscriptos que podrán tomar decisiones de manera democrática, con la moderación de un Coordinador, y facilitadores. El conjunto de las decisiones de las Comisiones de Trabajo, serán las conclusiones del Encuentro, que se adoptarán como políticas para las acciones e intervenciones de ASPA en la salud pública argentina.
    El costo de inscripción al encuentro "La salud barrial puesta a debate popular" es gratuita para todos los asistentes, por lo que para ingresar a las Comisiones de Trabajo, los mismos deberán estar adecuadamente registrados con ASPA.Entre las 13 y 14.00 hs., tendrá lugar un cese de actividades para dejar en libertad a los asistentes para almorzar, o asistir a actividades paralelas que se realizarán en el encuentro.
    Todo vecino o vecina barrial del país, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o provincias, con un interés en la salud del barrio podrá acceder a la inscripción, y en el caso de ser trabajadores o profesionales de la salud, recibirán un certificado de asistencia.
  • No me tires con la tapa de la olla por Luis María Bandieri
    No me tires con la tapa de la ollaPorque se abolla, porque se abolla.No me tires con la tapa e' la tinajaPorque se rajaPor la mitadTango anónimo 1893
    Mi amigo Oscar Bozzarelli, ya fallecido, médico de carrera, historiador del tango y bandoneonista de afición, solía en su casa de La Plata tocar "No me tires con la tapa de la olla" en sus dos variantes: lenta, salía un tango andaluz; rápida, sonaba como un candombe.
    Eran los orígenes del tango, me explicaba, y la reciente criatura no atinaba a desprenderse de sus precursores. Mucha gente, en Buenos Aires y en el interior, le está dando en estos días a las ollas y sus tapas otro uso, musical también, pero diverso de aquel tango primitivo. Usan el recipiente o su cierre como caja de resonancia para su protesta nocturna, en una especie de solo de cacerola y pueblo que a veces suena saltarín como un candombe y otras quejumbroso como un tanguillo.
    Sobre el cacerolazo casi todo fue dicho allá por fines del 2001. Entre otros aportes, uno pequeño de mi parte fue escribir un artículo con este mismo título y este mismo inicio. Decía entonces que las cacerolas de ayer, como las de hoy, resultan del descubrimiento de un "poder de intimidación" sobre una clase política encastillada en un soberbio aislamiento.
    El ruso Moisei Ostrogorski, hace más de un siglo, definió al sistema democrático como "poder de intimidación social" de los ciudadanos sobre los políticos. Un príncipe o una aristocracia, decía, encuentra un límite a la soberbia e infatuación del poder en el temor de que el pueblo avasallado, un día u otro, reaccione violentamente. La clase política democrática tiene más lejano ese temor, porque en democracia el soberano es, en teoría, el propio pueblo.
    Los partidos se apropian de la democracia monopolizando la representación y reduciendo, así, el poder de intimidación popular. Convengamos en que, desde fines del 2001, los partidos políticos se han pulverizado entre nosotros. Queda una especie de coalición que, bajo varios rótulos –el principal, Frente para la Victoria- concentra la disputa sobre la “caja”, es decir, los fondos públicos con los que se financia la política nacional y se redondean negocios con los amigos del poder. Enfrente, se agita una oposición desmigajada, expresada en personalidades –la principal, la dra. Carrió- que no logra coligarse ni afirmar organizaciones con permanencia. La tarea propiamente democrática, pues, consiste en recobrar ese poder de intimidación, mediante el sufragio o la protesta.
    Las libertades políticas, al fin y al cabo, no son sino expresiones de tal poder intimidatorio. La protesta actual ha surgido, en principio, de los hombres de campo, pero tiene tendencia a extenderse y convertirse en una reprobación generalizada de un modo erróneo de gobernar. El detonante fue un aumento desmesurado de las retenciones sobre la soja y oleaginosos, dispuesto por resolución ministerial, según es costumbre.
    En un derecho sobre la exportación, y por lo tanto el único que puede fijarlo constitucionalmente es el Congreso. En nuestra monocracia, en cambio, y echando mano a una interpretación retorcida del Código Aduanero –establecido durante un gobierno de facto- es una facultad delegada al Ejecutivo, que la usa a placer del príncipe de turno. El Congreso es la piecita del fondo que tiene el Ejecutivo, donde se refrendan los mandatos de este último y operan en eficaz antecámara los “poderes indirectos”.
    El nudo del problema no está ahí, en las retenciones, síntoma, pero no causa del malestar. Reside en que el “modelo” implementado por el Ejecutivo, a caballo del unitarismo fiscal, requiere para mantenerse un dólar artificialmente alto. Cada vez más fondos deben derivarse a este fin, a los concomitantes subsidios y al pago de intereses de los bonos de nuestra deuda.
    Amén de las gárgaras imperfectas –con traguito de por medio- que realizan amigos y paniaguados, desde el caso Skanska hasta los planes sociales que acaparan los “dirigentes” del ramo. Entonces, hay que echar mano a los fondos de la ANSeS un día, y al siguiente encargarle a Lousteau que le pegue un empujoncito a las retenciones, y así sucesivamente. No hay inversión, no hay financiación externa al alcance de la mano, y hasta Hugo Chávez se ha vuelto angurriento en eso de comprar nuestros bonos de deuda. Entonces, hay que conseguir fondos, cada vez más, y la fuente de ellos es la gente que trabaja y produce.
    A pesar de los discursos redistribuidores, las grandes fortunas –antiguas o recién llegadas, el yacht people, incluso los que al modo Grobo manejan los pools de siembra, contribuyen muy poco al grueso de los impuestos. Posgraduados en Harvard se encargan de orientarlos convenientemente en ese rubro, mediante los expedientes que ofrece la globalización financiera. El otro, el productor y trabajador localizado, es el sujeto pasivo de la obligación fiscal que no puede escapar y cuya “lana”, como decía el Martín Fierro, “se limpia y compone a palos”. Hoy le ha tocado al agro, empujado desde el gobierno a la soja –aunque el último discurso presidencial haya sido “desojizador”. Mañana le tocará al resto de la clase media, que ve venirse la amenaza. Mientras tanto, los amigos del poder hacen sus diferencias.
    A nadie se le va a ocurrir fijarle un confiscatorio derecho de exportación a los caños sin costura de Techint, al aluminio de ALUAR o a los autos de Fiat. La “caja”, pues, debe mantenerse llena, a fuerza de presión sobre el país productivo, hasta que –como ocurre cíclicamente- una crisis se lleve la bonanza artificialmente sostenida, dejando su tendal de perdedores y unos happy few ganadores –quizás los mismos que, preventivamente, están profugando de a poco sus capitales (usd 8.622 millones girados al exterior en el segundo semestre del 2007). Quien maneja la “caja” maneja el país. Ya vimos en Parque Norte hocicar a los gobernadores en el besito previo al primer caballero y en el aplauso rabioso al discurso presidencial. Con la “santa caja” de por medio no hay manera de sacar los pies del plato en este nuestro bendito unicato federal.
    ¿Y la “inclusión social”? ¿Dónde queda el ambicioso programa inclusivo que la presidente convirtió en soflama en el discurso de Parque Norte? La inclusión, para nuestra progresía recaudadora, es, en realidad, reclusión. Una porción de nuestros compatriotas debe continuar reducida a servidumbre, a clientela que a ratos trabaja de ganapán del escarmiento a los “rubios” y “oligarcas” del barrio Norte –disculpen la antigualla, pero no la inventé yo- y a la que se arrea a los actos donde se habla de “democracia”. La gracia consiste en mantenerla en ese freezer degradante, en impedirles, a ellos y a sus hijos, llegar a ser ciudadanos, proyectarse fuera del lumpenaje, salir de la miseria con la dignidad del propio esfuerzo.
    En definitiva, lo más progresista es impedirles ser libres y que terminen gritando “¡vivan las cadenas!”, como en los tiempos de Fernando VII. Porque se trata –como vio bien Alfredo Bisordi- de un despotismo no ilustrado, tal cual aquel del que nos declaramos un día independientes. No lo inventaron los Kirchner sucesivos, pero lo aprovechan.
    La presidente, por su lado, tiene la particularidad de aspirar a ser mediadora. Lo quiso en el plano internacional, y ahora lo pretende en el plano nacional. En lo internacional, quiso intermediar entre Venezuela y Colombia, para lo cual retó varias veces a Uribe y le sonrió repetidamente a Chávez. No le dio resultado, porque un mediador debe ser un tercero imparcial aceptable por ambas partes. No se puede serlo cuando se descalifica a una de las partes previamente, y esto es de sentido común. En lo nacional, colocó a la gente del paro agropecuario en la categoría de oligarcas, ventrudos de la abundancia, procesistas a ultranza y cómplices de la tortura, que quieren hambrear al pueblo.
    Lo mismo sus simpatizantes urbanos, que encima no resultan “espontáneos” en su manifestación (como sí lo fueron los asistentes al acto de Parque Norte, cabe suponer). Después, en un curioso cortar y pegar de su discurso, dijo que humildemente los invitaba al diálogo; seguramente, deberán concurrir con el sambenito del penitente, disciplinas bien punzantes a la cintura, descalzos y con un cirio votivo a san D’Elía y al beato Pérsico.
    Resulta sintomático que nuestra presidente haya dicho que, como tal, “representa los intereses de todos”. Los presidentes argentinos no reciben ningún mandato para representar los intereses de nadie. Los intereses respectivos los cuidan las fuerzas sociales, los hombres y mujeres que se mueven por ellos, y que son afectados en ellos. Los representantes del pueblo son los que sestean en el Congreso, delegando en el Ejecutivo los poderes para cuyo ejercicio nos representan.
    El “primer mandatario” tiene nuestra representación en los actos protocolares. Pero el núcleo de su deber es gobernar a todos, procurando el bien común. Yo no le he entregado a la presidente el cuidado de mis intereses; le exijo que se empeñe en el bien público. Y en eso, con el Martín Fierro, debo decir que “ellos a la enfermedá/le están errando la cura”. No sé si la protesta de las bases del campo podrá sostenerse, aunque los hay decididos a continuarla. Lo que puede afirmarse es que el modelo de la progresía recaudatoria y recluyente va a profundizarse. El discurso oficial ha marcado con el signo de la enemistad a los que no se plieguen. También entonces va a continuar, proteicamente, la resistencia y desobediencia, todo lo indeseables que sean para obtener la concordia.
    Habrá nuevas ocasiones de seguir pegándole a la cacerola, pues, aunque la clase política, mientras nos hurga los bolsillos, pida tregua y nos cante "No me tires con la tapa de la olla", versión lenta o versión movida.

  • Retenciones coparticipables por Claudio Chaves
    ¡Ni un peso a la Nación! Coparticipación debe ser la consigna no negociable.
    Luís XVI sucedió en el trono de Francia a su abuelo Luís XV, en 1774. Se hizo cargo de una monarquía poderosa de un reino pujante. Disputaba con Inglaterra la hegemonía mundial y para ello selló una alianza con España: el Pacto de Familia.
    Al poco tiempo de reinar y consecuente con su política anti británica dio un fundamental apoyo a las colonias americanas que luchaban contra Inglaterra a favor de su independencia. Les facilitó: pertrechos bélicos, ejércitos, dineros, generales, y el peso de todo su poder estratégico. Por embarcarse en esta guerra Francia sufrió enormes gastos que complicó sus cuentas fiscales. Surgió el déficit fiscal.
    Para 1788 un informe financiero presentado al Rey comunicaba que los gastos se elevaban a 629 millones y los ingresos a 503 millones. El déficit de 126 millones significaba el 20% de los gastos. ¡Una enormidad!
    Había otras causas que motivaban los excesivos gastos. No era solamente la política exterior. Una runfla de nobles enquistados en el centro del poder succionaban lo poco que quedaba de un estado exangüe. Pensiones, gratificaciones, fiestas, castillos remodelados, en fin una vida rumbosa a costa del erario y del pueblo. No podía continuarse de ese modo.
    Desde 1781 a 1789 distintos Ministros de Finanzas intentaron una solución. Calonne revolucionó el ambiente al proponer la igualdad en el pago de los impuestos. Nobleza y clero debían abonar una subvención territorial. Es decir un impuesto a las propiedades agrarias. No era fácil ni sencillo. Los grandes de Francia le arrancaron la renuncia. Idas y venidas y al final todos caían en la misma solución: hacer equitativos los impuestos.
    Finalmente llegó al ministerio Necker, un poderoso financista, que por su gravitación y prestigio logró imponer la idea de Calonne. La nobleza y el clero debían ponerse. ¡Y lo hicieron! Aceptaron pagar. Comprendieron la crítica situación del estado y la responsabilidad que les cabía. Llegados a este punto se suceden los hechos que cambiaron una época. La nobleza y el clero al aceptar pagar impusieron algunas condiciones, a saber: que el Rey convocara a los Estados Generales. ¿Qué eran los Estados Generales? Un organismo político, especie de legislativo, arbitrado y controlado por estos dos sectores. En ellos la burguesía era una figura decorativa. De todos modos era un avance respecto del absolutismo de estado. ¡Y vaya si lo era!
    Lo cierto que esta avivada aristocrática le restaba poder al rey es decir a la Monarquía absolutista, minando su enorme poder estatal. La nobleza y el clero al enarbolar la bandera de la libertad y la descentralización (reclamada por todos los sectores sociales) conducían el primer momento de la revolución francesa. La que se conoce como la rebelión nobiliaria.
    Es que en la Francia de aquellos años había algo peor que la nobleza y el clero y eso era el Estado asfixiante y centralista. En síntesis nobleza y clero accedían a pagar pero los destinos de esos fondos debían discutirse en los Estados Generales.
    Fueron aquellas jornadas una extraordinaria lección de democracia. Detrás de la nobleza y el clero se filtró la burguesía que emparejó más la situación y otro Estado se construyó sobre la tierra. Un Estado menos interventor, más democrático. Si exceptuamos el período jacobino (un año) la libertad dejó de ser asunto de filósofos para ser un ejercicio popular.
    Hay que retorcerle el cuello al cisne
    En la Argentina de hoy ocurren problemas que me recordaron aquella Francia. Es que el tema impositivo es universal.
    Imaginemos por un momento que los amigos del gobierno y el gobierno mismo tuvieran razón y el conflicto del campo fuera un movimiento oligárquico-aristocrático. Imaginemos, también, que los hombres de la pampa ubérrima representan el parasitismo de una clase rentística acostumbrada a tirar manteca al techo como en los años locos. Imaginemos, asimismo, que con sus dobles apellidos alardean de poder y prestigio, denigrando al criollo de pata al suelo como en la Argentina del centenario. Imaginemos eso y más; sin embargo en la Argentina actual hay algo peor, más cruel y desalmado que esa detestada clase social y eso es el asfixiante centralismo estatal del gobierno que aniquila las energías privadas. El unitarismo ejercido en nombre del pueblo. Un rosismo recidivo. Este es el núcleo del problema nacional.
    Ya no hay oligarquía vacuna ni sojera. Es un brutal error político. Si se quiere hay sectores industriales que se asemejan más a aquella clase. Hoy el campo tiene en sus manos la posibilidad de revertir el unitarismo rivadaviano o rosista (lo mismo da) del gobierno nacional o el centralismo e intervencionismo estatal de cúneo stalinista o si se quiere el monarquismo de María Antonieta. Lo importante es que ¡El centralismo debe caer!
    Si efectivamente, como se dice, el gobierno tiene un problema de caja producto de los subsidios y su modelo injusto, es hora que reciba un ejemplar baño de federalismo. Hay que desentenderlo de los gastos y naturalmente de la recaudación.
    Debemos pedirle un nuevo esfuerzo al campo. Como la nobleza y el clero francés ¡accedan a pagar! Pero eso sí esos dineros deben dirigirse a las provincias.
    ¡Ni un peso a la Nación! Coparticipación debe ser la consigna no negociable.

  • Hay que retorcerle el cuello al cisne
    En la Argentina de hoy ocurren problemas que me recordaron aquella Francia. Es que el tema impositivo es universal.
    Imaginemos por un momento que los amigos del gobierno y el gobierno mismo tuvieran razón y el conflicto del campo fuera un movimiento oligárquico-aristocrático. Imaginemos, también, que los hombres de la pampa ubérrima representan el parasitismo de una clase rentística acostumbrada a tirar manteca al techo como en los años locos. Imaginemos, asimismo, que con sus dobles apellidos alardean de poder y prestigio, denigrando al criollo de pata al suelo como en la Argentina del centenario. Imaginemos eso y más; sin embargo en la Argentina actual hay algo peor, más cruel y desalmado que esa detestada clase social y eso es el asfixiante centralismo estatal del gobierno que aniquila las energías privadas. El unitarismo ejercido en nombre del pueblo. Un rosismo recidivo. Este es el núcleo del problema nacional.
    Ya no hay oligarquía vacuna ni sojera. Es un brutal error político. Si se quiere hay sectores industriales que se asemejan más a aquella clase. Hoy el campo tiene en sus manos la posibilidad de revertir el unitarismo rivadaviano o rosista (lo mismo da) del gobierno nacional o el centralismo e intervencionismo estatal de cúneo stalinista o si se quiere el monarquismo de María Antonieta. Lo importante es que ¡El centralismo debe caer!
    Si efectivamente, como se dice, el gobierno tiene un problema de caja producto de los subsidios y su modelo injusto, es hora que reciba un ejemplar baño de federalismo. Hay que desentenderlo de los gastos y naturalmente de la recaudación.
    Debemos pedirle un nuevo esfuerzo al campo. Como la nobleza y el clero francés ¡accedan a pagar! Pero eso sí esos dineros deben dirigirse a las provincias.
    ¡Ni un peso a la Nación! Coparticipación debe ser la consigna no negociable.


  • El TC eligió a San Luis para competencia especial
    El Autódromo Provincial Rosendo Hernández iniciará la competencia especial del Turismo Carretera.
    San Luis será sede durante los días 4, 5 y 6 de abril, de una de las competencias automovilísticas más importantes del país. Por primera vez, se presentarán dos carreras en el mismo circuito durante un fin de semana y sin series.
    El circuito puntano cuenta con una infraestructura de última generación, ya que se construyó una fuente artificial y un sistema de riego que jerarquiza la estructura del lugar. Además, el autódromo fue reacondicionado especialmente para la ocasión.
    El director de Logística de la ACTC, Fernando Miori en dialogo con la prensa, expresó que eligió San Luis para hacer este tipo de carreras, por que es uno de los circuitos más destacados del país. “La provincia posee todas las condiciones para este tipo de competencias ya que el que el autódromo cuenta con detalles que no se encuentran en ninguna pista de la Argentina” finalizó.

  • Presentan la película "La velocidad funda el olvido"
    Con entrada libre y gratuita se estrenó en el Centro Cultural Puente Blanco, la película dirigida por Marcelo Schapces, "La Velocidad funda el olvido"
    El estreno se realizó con entrada libre y gratuita en la Sala Berta Vidal de Battini del Centro Cultural Puente Blanco de la ciudad de San Luis. Se trata de una coproducción internacional entre San Luis Cine, Barakacine y Neverland de España. Se rodó en diferentes localidades de la Provincia como: El Durazno, La Punta y la ciudad de San Luis.
    El Plan de Inclusión social, tuvo una participación destacada en esta película, ya que fueron los encargados de la confección de gran parte del vestuario en sus talleres donde se realizaron más de 50 trajes utilizados por la banda de música integrada por ellos mismos y por efectivos de la Policía Provincial, los cuales luego fueron donados al Plan. También colaboraron en la producción del arte realizando carteles y todo tipo de elementos utilizados durante el rodaje, dejando una muy grata impresión en los productores y recibiendo un especial agradecimiento de Ángel Fernández, el prestigioso director de fotografía del film, quien fue parte del equipo de Pedro Almodóvar en varias películas.
    Con la presencia de Marcelo Schapces, el director de la película, Luís Luque, uno de los actores protagónicos y la consagrada actriz puntana, María Laura Cali, quien se desempeño también como productora delegada para San Luís Cine, asistieron especialmente invitados todos los actores, técnicos y personal de San Luis que participaron en la película. El film contó con la participación técnicos y extras de la Provincia

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