Hace 26 años, un 30 de Octubre de 1983, las urnas, que según algún tristemente recordado dictador estaban bien guardadas y llenas de polvo, eran sacudidas, y los argentinos concurríamos masivamente a llenarlas de sueños y esperanzas, poniendo de este modo fin a la página más negra de nuestra historia reciente y comenzábamos a transitar este camino inédito que nos lleva hoy a conmemorar por primera vez en nuestra historia los 26 años de gobiernos constitucionales ininterrumpidos, nuestros 26 años de joven democracia.
En estos 26 años los argentinos, elección tras elección hemos depositado en las urnas no sólo sobres con boletas de sufragio, hemos depositado sueños y esperanzas cada vez que asistimos a un acto electoral, trasladándole cada uno de ellos a nuestra democracia. Es cierto que la mayoría de las veces, estos sueños y esperanzas fueron, en mayor o menor medida, insatisfechos y en algunos casos hasta malinterpretados, y esto muchas veces nos ha llevado a criticar, con cinismo y hasta con hipocresía, a nuestra democracia, sin darnos cuenta siquiera que hasta el hecho de poder criticarla se la debemos a ella, porque de esto se trata la democracia, de poder expresar nuestras ideas, nuestras posturas, nuestras creencias, en definitiva, de poder ejercer nuestros derechos.
Pero no debemos olvidar los argentinos que la democracia no es sólo poder ejercer nuestros derechos, también implica deberes, por que mejorarla está en cada uno de nosotros, aportando desde el lugar que nos toque ocupar en esta Sociedad lo que se pueda aportar, formándonos, participando, informando o informándonos, desde el consenso, o por que no, desde la critica, procurando erigirnos en ciudadanos de la democracia, haciendo de esta forma de gobierno, nuestra forma de vida. Por que la democracia quizás no sea la forma de gobierno perfecta, pero es, sin ninguna duda, la mejor forma de Gobierno que el Hombre haya creado.
En estos 26 años los argentinos, elección tras elección hemos depositado en las urnas no sólo sobres con boletas de sufragio, hemos depositado sueños y esperanzas cada vez que asistimos a un acto electoral, trasladándole cada uno de ellos a nuestra democracia. Es cierto que la mayoría de las veces, estos sueños y esperanzas fueron, en mayor o menor medida, insatisfechos y en algunos casos hasta malinterpretados, y esto muchas veces nos ha llevado a criticar, con cinismo y hasta con hipocresía, a nuestra democracia, sin darnos cuenta siquiera que hasta el hecho de poder criticarla se la debemos a ella, porque de esto se trata la democracia, de poder expresar nuestras ideas, nuestras posturas, nuestras creencias, en definitiva, de poder ejercer nuestros derechos.
Pero no debemos olvidar los argentinos que la democracia no es sólo poder ejercer nuestros derechos, también implica deberes, por que mejorarla está en cada uno de nosotros, aportando desde el lugar que nos toque ocupar en esta Sociedad lo que se pueda aportar, formándonos, participando, informando o informándonos, desde el consenso, o por que no, desde la critica, procurando erigirnos en ciudadanos de la democracia, haciendo de esta forma de gobierno, nuestra forma de vida. Por que la democracia quizás no sea la forma de gobierno perfecta, pero es, sin ninguna duda, la mejor forma de Gobierno que el Hombre haya creado.
Gonzalo Mastronardi Jorge A. Lucero
Sec. De Comunicación Presidente
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