DECLARACION DE LA PRESIDENTE DE "ACCIÓN MUNDIAL DE PARLAMENTARIOS Y GOBERNANTES POR LA VIDA Y LA FAMILIA" Y SENADORA NACIONAL LILIANA NEGRE DE ALONSO

En mi carácter de Presidente de "Acción Mundial de Parlamentarios y Gobernantes por la Vida y la Familia" manifiesto mi expreso repudio a la sanción de la ley de las Provincia de Río Negro que en contra del orden Constitucional y legal, promueve la cultura de la muerte.
Como sabemos, pretenden maquillar lo que son verdaderos asesinatos con un nuevo lenguaje cultural: solidaridad, derecho a la calidad de vida, a la dignidad de los enfermos terminales, etc.
La Legislatura de la Provincia de Río Negro, ha sancionado una norma francamente inconstitucional, y en violación al primer derecho humano que es el derecho a la vida, protegida en nuestro país por los Tratados internacionales con Jerarquía Constitucional (art. 75 , inc. 22).
Declaración Universal de los Derechos Humanos –Adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948-
Art. 3: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre –Aprobada en la Novena Conferencia Internacional Americana Bogotá, Colombia, 1948) Capítulo Primero - Derechos
“Todo ser Humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
Asimismo, ha violado lo expuesto en el inciso 23 del art. 75 de la Constitución Nacional:
“Legislar y promover medidas de acción positiva que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos, en particular respecto de los niños, las mujeres, los ancianos y las personas con discapacidad...”
La ley referenciada contempla la posibilidad de privar de hidratación y alimentación a las personas enfermas, lo que implica matarlos de sed o inanición: un verdadero asesinato.
El consentimiento informado, forma parte de otro de los maquillajes que pretenden encubrir la verdadera intención, en tanto la persona en el estado descripto en el art. 2° mal podría dar un consentimiento informado con libre albedrío.
Todos los seres humanos son iguales precisamente porque tienen esa vida humana, que también es humanidad y un conjunto de cualidades que constituyen a la persona, lo cual les otorga dignidad y un valor intrínseco. Al sustentar la vida corporal humana, así sea en condiciones de incapacidad, se sostiene a la persona cuya vida está en juego.
En la vida de una persona sumida en un coma o en estado vegetativo irreversible, el bien de la vida humana es real pero muy inadecuadamente materializado. El respeto a las personas y los bienes intrínsecos para su bienestar requiere que no elijamos violar ese bien terminando con su vida. Para preservar la solidaridad humana con tales personas, y respetar en vez de violar los bienes humanos de los que todavía participan –aún privadas de otros bienes humanos, como el conocimiento y la amistad-, la atención que se les proporcione no necesita ser mayor que la que se brinda (salvo en casos de emergencia extrema) a cualquiera por quien se sienta algún respeto o alguna responsabilidad: alimentación, limpieza y otras atenciones elementales que se le pueden proporcionar en casa. Hacer menos que eso (salvo en momentos de la más desesperada emergencia, cuando es necesario atender responsabilidades más urgentes) podría entenderse solamente, como la manifestación de una elección –quizá incluso una elección hecha con anterioridad por el paciente en una instrucción anticipada – para proceder sobre la base de que lo mejor para un paciente así, y para aquellos encargados de cuidarlo, sería que estuviera muerto. Pero tal elección conlleva el intento de terminar con una vida, por lo que viola un bien básico e intrínseco de la persona humana y le niega a tal persona la todavía subsistente igualdad de valor y su igual derecho a la vida.” (Un Argumento filosófico contra la eutanasia- John Finnis)
La ley instrumenta un verdadero genocidio bajo la apariencia de “respeto a la calidad de vida y dignidad de los enfermos terminales”.
Apelamos a los defensores de los Derechos Humanos, a que impugnen de inconstitucionalidad estas herramientas legales, sancionadas por quienes quieren una sociedad sólo de personas sanas, perfectas, y que no les signifiquen ni gasto, ni esfuerzo o sacrificio para la familia o para la comunidad. Para ellos simplemente, ellos no son personas, y en consecuencia hay que eliminarlos, o por inanición o por deshidratación.