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13.10.09

Senador Nacional Ing. Daniel Raúl Pérsico

Comunicado de Prensa

En una carta dirigida al Sr. Gobernador de San Luis, el Senador Nacional Ing. Daniel Raúl Pérsico hace referencia a las serias deficiencias del sistema de salud observadas en sus recorridos por los distintos departamentos de nuestra provincia.
En cada oportunidad, le llegan, por parte de quienes acuden al hospital público, las dificultades con que se encuentran para su atención, dado a que la escasa cantidad de recursos, tanto económicos como humanos, asignados a tan importante cuestión como lo es la salud pública, constituyen un hecho preocupante a la hora de necesitar de ellos.







San Luis, 13 de octubre de 2009.


Sr. Gobernador de la
Provincia de San Luis
Dr. Alberto José Rodríguez Saa
S/D


De mi consideración:

La presente misiva tiene su origen en la reiteración de lamentables accidentes de tránsito, tras los cuales, los heridos deben permanecer a la espera de una ambulancia más tiempo del que sería dable esperar para proteger la vida de las víctimas. Sin duda alguna, y reafirmando lo que refrendan los involucrados y testigos de los hechos, todo esto se debe a la exigua cantidad de ambulancias disponibles para acudir en socorro de las víctimas.

Ante lo expuesto me veo en la obligación, como Senador de la Nación, pero esencialmente como ciudadano de San Luis, de recordarle que la Constitución Nacional, Provincial y la legislación específica en relación a la salud pública, de todos los ciudadanos, asegura que los gobernantes deben asumir, con responsabilidad, políticas claras, concretas y definidas que respeten y protejan la salud integral del pueblo (física, psíquica y moral). Es decir, hacer realidad el justo Derecho a la Protección de la Salud. Ella debe ser una preocupación constante del Estado, una de sus funciones esenciales, habida cuenta que encuadra dentro del marco del “derecho a la vida”, tal como lo sostiene nuestra normativa jurídica nacional, provincial y tratados internacionales incorporados a nuestra carta magna.

Dista mucho de mi intención instruirle acerca de lo que deben ser las acciones de gobierno, pero si me permitiré manifestarle que los pueblos tienen prioridades que están por sobre cualquier apetencia egocéntrica de quienes conducen sus destinos. En mi opinión privilegiar la construcción de obras faraónicas (Caja de los Trebejos, pista Potrero de los Funes, Hipódromo, estadio, etc) tiene una cruel analogía con la del padre que viendo las necesidades de sus hijos, adquiere un automóvil 0 Km. para mostrarse ante sus vecinos.
De esa misma pobre concepción de las prioridades, desde el punto de vista humano, parece estar dotado aquello que insume recursos obviando un apropiado equipamiento de hospitales, un sistema de diagnóstico adecuado, el tratamiento de patologías y operaciones complejas, la adquisición de ambulancias en número suficiente para atender las urgencias y el traslado de pacientes sumando a todo esto una justa retribución a quienes trabajan para la salud de la población – a los que pasadas las emergencias (tipo gripe A1 H1) se los olvida, tal como ocurre hoy. Sin lugar a dudas, la priorización de lo prescindible, ante lo obligatorio, evidencia de su parte una insensible política social al respecto, que no resiste el menor análisis.
El reclamo de la ciudadanía, cuando concurre a nuestros Hospitales públicos, casi suplicando por turnos, por medicamentos e insumos, por el no respeto de los días de intervención, por placas radiográficas, etc., problemas emergentes de la insuficiente cantidad de recursos humanos, constituyen una verdadera humillación y menoscabo a los derechos que nos asisten desde el acuerdo social que está inserto en la Constitución y las leyes.
El patrimonialismo, entendido como el uso antojadizo de los dineros públicos evidencia, cuanto menos la ineptitud, o peor aún, la deshumanización de quien detenta el poder desde la omnipotencia y por lo tanto le es trivial brindar soluciones a las necesidades de su pueblo, si éstas están en su particular escala de valores, por debajo de sus veleidades. Es de esperar que éste no sea el caso. No olvidemos que la dignidad humana es comprendida como la que tiene todo hombre a ser considerado como un fin en sí mismo, y no como un medio e instrumento de otros hombres.
La Dignidad es fundamento de todos los demás valores, de todos los derechos fundamentales (a la vida, a la salud, al empleo, etc.). La Dignidad es fundamento también del orden político y de la paz social.
Por lo tanto, en mi calidad de ciudadano, de Senador Nacional, preocupado por la realidad política y social de mi provincia, Señor Gobernador, lo exhorto una vez más, a que revea sus prioridades a la hora de la toma de decisiones, fijando políticas y asignando recursos en consecuencia que atiendan las necesidades esenciales del Pueblo de nuestra provincia, a fin de comenzar a paliar la crítica situación en que se encuentra la salud de nuestros comprovincianos ante la obsoleta política actual.
Sin otro particular lo saludo atentamente

Ing. Daniel Raúl Pérsico

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