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8.9.10

Nuevo Espacio Nacional y Popular

San Luis: propiedad, tierra y poder
Hace varios días, un grupo integrado por familias sin techo, entre las cuales se cuenta un alto porcentaje de personas sin trabajo, ocuparon unos terrenos ubicados entre las avenidas Justo Daract y Sucre –detrás del hipódromo-, los cuales, a la sazón, se encontraban deshabitados, libres y sin ninguna mejora ni actividad.

Como no se trataba de terrenos fiscales, sus propietarios, en pleno ejercicio de sus derechos, realizaron las acciones debidas en sede judicial, obteniendo, con una infrecuente celeridad la consiguiente orden de desalojo. (Subrayo lo de la celeridad, puesto que es algo digno de encomio ya que en casos de violación de derechos individuales en los que los denunciantes eran personas de escasos o nulos recursos y los denunciados personas o estructuras ligadas al poder político, nunca, jamás los funcionarios judiciales mostraron premura ni preocupación).

Lo cierto es que el procedimiento de desalojo permitió apreciar cómo funciona en la democrazia sanluiseña la atención a las necesidades de los sectores populares, en situación de exclusión, cuando éstos son capaces de organizarse y reclamar por sus derechos por su cuenta, es decir, por fuera de los esquemas y carriles asignados por la Dinastía Rodríguez Saa para el tratamiento de las necesidades que los pobres tienen sin el permiso de la Dinastía.

Nada indigna más al espíritu de un dictador o de las clases acostumbradas a la explotación en situación de absoluta impunidad, que el reclamo del ejercicio de sus derechos por algún sector del pueblo, sean estos obreros industriales, como ocurrió hace un par de meses en Villa Mercedes, docentes, empleados públicos, desocupados o excluidos.

El atropello perpetrado por el gobierno de los Rodríguez Saa en perjuicio de conjunto de familias sin techo, puso en evidencia la capacidad de acción de las unidades represivas cuando se trata no de prevenir y contener el delito en el marco del derecho, sino de reprimir a sectores pobres y excluidos; sectores que hartos del engaño, la incapacidad y la impotencia de la Dínastia para cumplir con el deber constitucional de garantizar vivienda digna, deciden tomar su destino en sus manos. Y lo hacen porque los tiempos de los necesitados, de los niños de las mujeres y de los ancianos no son los de los funcionarios desaforada y repentinamente enriquecidos por las dádivas corruptas de quienes se han constituido del modo más ilegítimos y aberrante en “dueños” de San Luis.

Las escenas de violencia policial contra grupos integrados principalmente por mujeres y niños no es nueva en la provincia. Y es absolutamente repudiable. A esta altura, los legisladores provinciales y municipales ya deberían haber presentado los correspondientes pedidos de explicaciones.

Sin embargo, el panorama fue bien distinto:

Luego de la jornada de violencia policial contra el pueblo, algunos prominentes paniaguados de la Dinastía pusieron en evidencia su escasa imaginación y, en vez de sancionar la brutalidad policial, fabularon una novelita en cuyo reparto los malos son… los kirchneristas¡¡¡¡.-

Tanta pobreza imaginativa alarma y preocupa. ¿Es que estamos siendo gobernados por gente tan desprovista de capacidad de pensamiento?

Porque hay que tener muchísima imaginación para atribuir a quienes se atribuyó una capacidad organizativa que ningún dirigente ni ningún sector kirchnerista tiene todavía en esta provincia.

El episodio, absolutamente condenable, suscita algunas reflexiones:

La primera es que, la presencia de tantas familias en situación de exclusión o semi-exclusión es el resultado del “mito San Luis”, pues se trata de personas que han llegado a la provincia atraídas por la leyenda de que la Dinastía ha creado un paraíso que sabemos no es tal, más allá de la inteligencia de su arquitectura.

La segunda –manifestación de la anterior- es que no hay más “casas a 90 pesos”.

Simplemente porque no hay más recursos, porque la población creció y los ingresos públicos locales no. Y porque ya no es tiempo de las casitas modestas: este es el tiempo de los countries para los funcionarios y amigos del Régimen de la Dinastía. Para lo cual, nuevamente la violencia del Estado provincia concurrió a desalojar, esta vez a propietarios históricos, como es el caso de Bona, Escudero y otros en Estancia Grande, continuando con un sistema de atropello que lleva años y sobre el cual nadie dijo nunca una palabra.

Ni la tan malévola dirigencia kirchnerista que hasta el momento se conoció.

Pero estos son tiempos de cambio y cada vez somos más los que nos vamos juntando para discutir, pensar y organizar lo necesario para alcanzar ese “oscuro día de justicia” que anticipó Rodolfo Walsh. Y que está más cercano de lo que muchos imaginan.



Juan A. Marchioni
Abogado
Nuevo Espacio Nacional y Popular – San Luis.

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