ACERCA DE LO EXITOSO
Recientemente nuestra
Presidenta explicó su crecimiento patrimonial superior al 900% entre 2003 y
2011 diciendo que fue una abogada exitosa y una presidenta exitosa.
Veamos.
Abogado-a exitoso-a:
se dice generalmente de aquellos que han ganado causas complicadas,
difíciles, de gran impacto social –
mediático, de grandes empresas o de personas o familias muy acaudaladas, lo que les
permite cobrar elevados
honorarios y amasar importantes fortunas.
Es difícil que se aplique ese calificativo a quien triunfa en muchos
casos relacionados con los humildes o en causas con poca o nula trascendencia
social. Son en la jerga del
ambiente, buenos abogados, pero no se
les suele decir exitosos.
El éxito en este caso viene
del más puro individualismo liberal y se aplica a lo alcanzado económicamente.
Lo curioso del caso es que
de nuestra Presidenta no se conoce demasiado de su profesión de
abogada. Y menos aún en el período 2003-2011, porque los primeros cuatro años
de ese lapso fue Senadora Nacional y luego Presidenta. ¿Tuvo tiempo de ser
abogada también? ¿En dónde? ¿En qué causas?
Semejante crecimiento de la
fortuna familiar exige claridad en sus orígenes. Mucha y concreta claridad.
Presidenta exitosa: Como
se aplicó esta idea para justificar incremento patrimonial, hay que verlo
también según ese criterio economicista
liberal. ¿Será entonces que la Presidenta ha cobrado plus salarial o un
sobresueldo por haber realizado alguna destacada acción de gobierno? ¿Habrá
sido beneficiada de algún incremento salarial por producción, por presentismo,
por superar dificultades, por desarraigo?
¿Habrá cobrado horas extras? ¿Cómo es eso de incrementar tanto el
patrimonio ocupando sólo esos cargos públicos? Estoy seguro que quien ejerce la
Presidencia de la Nación tiene un trabajo exclusivo y no puede desempeñar su
profesión, en este caso la abogacía.
Además de resultar un tanto
contradictorio que desde un Gobierno que se precia de nacional y popular, se use un criterio economicista liberal para
justificar tanto aumento patrimonial, la explicación que se da para más
del 900%, surge más como un recurso
oratorio para zafar de una situación embarazosa, que una argumentación que se
pueda sostener en cuentas claras y ejemplos concretos.
Buena oratoria es cuando
desde lo dicho se convence, se educa, se explican buenas y poderosas ideas o
propuestas. Se me hace que no es buena oratoria la que además de incluir groserías, trivialidades, sólo trata de zafar
acudiendo a recursos que ni convencen, ni educan, ni proponen ideas. Muy al
contrario y como en el cuento de aquel
rey y su especial traje, terminan exponiendo la desnudez o el vacío.
SAN Luis* Octubre 2 de 2012.





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