Sistema Siniestro

"Y dígame doctor, ¿usted haría una alianza con Rodríguez Saá?"
De Lilita Carrió a Nelson Castro, cuando éste le preguntaba si la oposición no debía juntarse.
(El Juego Limpio TN 1-11-2007)

Ya pasaron las elecciones presidenciales, mi intención no se puede decir que es "electoralista", que en mi afán de opositor quiero desprestigiar a quienes hoy gobiernan la provincia de San Luis. Quiero compartir con ustedes este análisis que considero contribuye a los argentinos que no habitan la provincia, para todos aquellos que suponen, la de San Luis, es una provincia administrada en forma fantástica por gobernantes iluminados que sólo han hecho bien a su pueblo.
Quiero decirles, que sospecho todo lo contrario, más bien que estoy convencido que será muy difícil reparar tanto daño realizado en nuestra querida provincia por la familia que nos gobierna desde 1983, hace casi ya un cuarto de siglo.
La metodología rodriguezsaáista deberá quedar en nuestra historia como una de las construcciones más perversas.
El modelo es casi indestructible: plan de viviendas en todo el territorio provincial con entrega de casas en muchas cuotas de muy bajo monto (300 cuotas a 90 pesos). Después se discutirá si el dinero para realizar las viviendas es el que aporta la Nación, o si el fondo que se destina es fácilmente recuperable con las primeras cuotas que se paga, ya que estamos hablando de viviendas que hasta hace un tiempo con el dólar uno a uno, costaban 27 mil dólares y quienes habitan esas casas, saben que sus viviendas no valen ese monto sino mucho menos.
El primer periodo de gobierno "del Adolfo", se registró una importante radicación de industrias que dio trabajo durante algún tiempo, hasta comienzos de los 90', cuando el beneficio de la ley de promoción ya no tentaba a los industriales, hoy las industrias importantes que permanecen en San Luis son las que se radicaron antes de los Saá, como la Bagley en Villa Mercedes, recientemente unificada con ARCOR.
La familia gobernante sintió la necesidad de atraer pobladores de otras regiones, con la tentación del trabajo industrial y la entrega de casas a bajo costo. San Luis significaba muy poco al aporte geopolítico nacional, pocos pobladores, poca resonancia, nada que atrajera la atención del resto de los argentinos, algo fundamental a las pretensiones de extender los dominios de la familia.
El ingreso de compatriotas de otras provincias, conjuntamente con la debacle de comienzos de siglo, hizo que San Luis quedara con muchos habitantes sin trabajo, con galpones vacíos ante el cierre de las pequeñas y medianas industrias que habían venido a probar suerte, convirtiendo a San Luis en un enorme Campamento de desocupados.
Tan rápido de reflejos como perverso en la instrumentación de alternativas, Alberto el hermano que hoy gobierna la provincia, ideó para esa inmensa masa un Plan de Inclusión Social, que bajo manera de subsidio le daba a más de 50 mil personas la posibilidad de tener acceso a unos cheques que podrían canjear para la obtención de sus necesidades básicas. En contraprestación, deberían estar a disposición del gobierno provincial realizando tareas no especificadas.
El control de los beneficiarios, aún hoy a cuatro años y medio de implementado sólo es conocido por las autoridades más cercanas a los hermanos Saá, no hay datos de empadronamiento en Internet, los beneficiarios no realizan aportes, o sea que su trabajo es en negro y su continuidad en el Plan depende de la voluntad de la familia gobernante. Esto los convierte en una masa cautiva al servicio del feudo.
Hoy el monto que perciben estos beneficiarios es de 520 pesos, o sea que están por debajo de la línea de pobreza. A pesar de estar en negro y mal pagos, el INDEC los toma como trabajadores ocupados, al gobierno nacional esto le sirve para sus índices globales y a los Saá para jactarse de tener la provincia con menor desempleo.
Para completar este siniestro modelo, los Saá necesitaban despertar el interés en otros extractos sociales, así es que dispusieron de un presupuesto especial con la creación de una ley que permitía desarrollar un proyecto de financiación de películas, San Luis Cine. Además se ofrecieron para realizar cualquier evento deportivo que anduviera sin destino en el mundo, construyeron un estadio de fútbol en una ciudad inventada en el desierto, que solo fue utilizado en 4 años un par de veces, un autódromo que diseñaron al gusto de los automovilistas más famosos y que es la atracción y tal vez uno de los motivos por el cual la clase media de Río Cuarto los haya votado para presidente.
A eso le agregaron un negocio formidable, con la construcción de diques y auto vías, con la complicidad de uno de los empresarios mas sospechados de corrupción en la Argentina, Victorio Américo Gualtieri.
Las auto vías resultaron ser un ingreso importante para sus alforjas y además les sirvió para vender una imagen de crecimiento y eficiencia hacia fuera.
A los sectores de la sociedad que no demandan por calidad institucional, que no les preocupa la independencia de los poderes del estado, que por no vivir en este lugar, les preocupe demasiado la demanda por Educación o Salud de sus habitantes, este modelo les resulta ejemplar. Son las mismas capas sociales que terminan el comentario sobre nuestras críticas, con la nefasta frase de "roban pero hacen". Los sanluiseños de tanto escucharla, la trastocaron en: "Hacen para Robar".
Lo cierto es que hoy, y después del fracaso electoral reciente, que los volvió a dejar cuartos en la expectativa nacional, se encuentran con un gran dilema. Al ejército de desocupados el dinero que perciben no les alcanza. Pagar la cuota de su casa, la tarjeta del celular, el financiamiento del electrodoméstico o ciclomotor extermina lo que perciben por el P.I.S. del alberto (como se conoce al plan de inclusión social). Hoy los comerciantes minoristas que al comienzo del plan, festejaban algún movimiento aunque fuera en bonos canjeables, notan que el fiado se convierte en deuda incobrable, porque los beneficiarios privilegian el compromiso con las grandes casas, donde han contraído con su firma el endeudamiento del producto. Los 520 pesos se esfuman rápidamente, a lo largo de estos años muchos de ellos han perdido el hábito del trabajo y no se esfuerzan por buscar labores alternativas. Esperan confiados que el alberto o el adolfo los venga a salvar.
Quiero terminar este escrito con los sucesos que reflejaron los medios televisivos sobre la compra de votos, del abuso sistemático de una dirigencia corrupta que habita todo el país: el aprovechamiento de la pobreza. Esto es lo que quisiéramos desde San Luis transmitir al resto del país, porque acá es igual, nada más que fantásticamente disfrazado.
Quisiera con toda mi convicción y sentimiento que la sentencia del sociólogo norteamericano Jame Petras que expresó: "El triunfo de Kristina favorece a las clases enriquecidas" no sea la realidad futura de nuestro país.
Sepamos de una vez por todas que la única forma de distribuir la riqueza es eliminar la pobreza, y esto se puede en un país que tiene las condiciones que posee la Argentina, sólo se trata de voluntad política, de decisión y coraje. Es mentira que no se puede, y si los gobernantes suponen que es imposible, deberían renunciar.
Debemos ser intolerantes con este comportamiento, sabiendo que la desaparición de la pobreza vendrá de la mano del exterminio de la dirigencia corrupta.

Jorge Fernando Daffra
4 - noviembre - 2007
jdaffra@speedy.com.ar