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14.12.12

Senadora Nacional Norma Morandini



LA DEFENSORÍA DEL PÚBLICO  Y LA DEMOCRATIZACIÓN DE LOS MEDIOS
Si se confunde Gobierno con Estado e información con propaganda, todo lo que se haga en nombre de la “Ley de Medios” termina teñido o distorsionado por esa concepción. Es lo que sucedió ayer en el Salón Delia Parodi del Congreso de la Nación, donde acudí a la “Primera Jornada de Promoción de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual”, organizado por la Defensora del Público, un instituto novedoso, cuyo ámbito de actuación es la Comisión Bicameral de Promoción y Seguimiento de la Comunicación Audiovisual. Mis reparos a la Ley no me impiden reconocer como uno de sus aspectos más auspiciosos el que exista una institución que canalice los reclamos, las denuncias y las consultas de la ciudadanía, destinataria de lo que se proclama: la democratización de los medios audiovisuales. Sobre todo porque creo, además, que por hablar tanto de la titularidad de los medios y del poder económico postergamos lo que debemos construir como valores compartidos, la cultura democrática, basada en los Derechos Humanos. Por eso, no dudé en participar de la jornada, ya que además de integrar la Comisión Bicameral tengo la convicción democrática de que debemos construir una cultura de respeto e igualdad.
Como puedo reconocer la honestidad personal, no necesito descalificar a las personas para fortalecer mis argumentos o ideas. Ni rehúyo el debate. Y con ese espíritu, como legisladora que representa a una parte de la ciudadanía, como la periodista que lleva años trabajando a favor de la democratización de la cultura política de nuestro país, me pareció que el encuentro era un lugar apropiado para manifestar o plantear la que es una gran preocupación de muchísimos argentinos, ya no sólo la falta de pluralidad en los medios públicos sino la burla y la descalificación a la que somos sometidos quienes somos críticos u opositores al Gobierno, en programaciones que violan claramente el artículo 70 de la Ley[1]. Al igual que la preocupación que manifiestan los periodistas de mi Provincia que trabajan en Radio Nacional y ven desplazados los programas locales en beneficio de lo que se produce en la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, el acto se cerró sin que las dos senadoras de la oposición presentes, Laura Montero y yo, pudiéramos siquiera hacer uso de la palabra. Y lo que debió ser una audiencia volvió a convertirse en un acto de gobierno, ya que se trató de firmar un documento de ratificación de la Ley y no el primer paso para ir construyendo efectivamente el respeto al otro, de igual a igual, que eso y no otra cosa son los derechos.
Si se demoró tres años para designar a la Defensora del Público resulta necesario pedir mayor celeridad para cumplir con el artículo 134 de la Ley, que establece como una de las atribuciones de Radio y Televisión Argentina la de promover la aprobación de un código de ética en los medios públicos, ya que no pertenecen a un gobierno sino a todos los argentinos. Le corresponde a quien ocupe la Defensoría del Público persuadir y “militar” no a favor de un gobierno sino de los derechos de los ciudadanos, que son precisamente universales y plurales.
Se perdió una gran oportunidad, donde hubiera contado con nuestra colaboración a la hora del debate, ya que como la actual Defensora he pasado por la academia, pero conozco la lógica de las redacciones. Y sobre todo, como militante de los Derechos Humanos, porque desde que recuperamos la democracia vengo batallando en defensa de los medios públicos, por el derecho a decir y la independencia de los periodistas, la “cláusula de conciencia” -que presenté como proyecto- o la incorporación de la doctrina de la real malicia en el nuevo Código Civil para que las demandas de reparaciones de dinero no actúen como una nueva censura. Por eso, viví como un gran contrasentido que en nombre de los derechos no haya podido expresarme en la que por ahora es mi casa transitoria, el Congreso de la Nación.

Norma Morandini
Senadora nacional
 

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